El Pájaro Bobo de Patas Azules: Un Ícono de Vallarta · Nayarit
Una de las especies más admiradas por los observadores de aves que llegan a Vallarta · Nayarit es el comúnmente llamado Pájaro Bobo de Patas Azules.
Esta ave (también conocida como alcatraz patiazul, piquero de patas azules y/o alcatraz camanay) se caracteriza por su mirada vaga y simpático caminar, aunque en realidad se trata de un excelente nadador y pescador.
Hace algunos años, se extendió el mito de que el Pájaro Bobo solo podría encontrarse en las Islas Galápagos y en la Bahía de Banderas, pero lo cierto es que se localiza en una extensa región del Pacífico americano. Mientras que en Riviera Nayarit ha elegido las Islas Marietas para vivir, en Puerto Vallarta su hogar son Los Arcos de Mismaloya. Ambos sitios son santuarios para esta especie, donde se aparea, da a luz a sus crías y convive con otras aves como el piquero pardo (conocido como Pájaro Bobo de Patas Cafés), la gaviota mexicana, el pato pijiji, la garza dedos dorados, la tijereta o fragata real y el pato buzo, entre otros.
Rasgos Distintivos
El Pájaro Bobo de Patas Azules mide entre 30 y 85 cm, tiene el cuerpo de color blanco con la espalda oscura moteada, sus alas son largas y oscuras, su cola es puntiaguda, su pico es largo y agudo y, por supuesto, sus patas son azules (las cuales, mientras más atractivas sean, utiliza para conquistar a su pareja).
Además, se alimentan de manera espectacular: para pescar se elevan a media altura, desde donde observan el movimiento de los peces y, una vez localizada su presa, se lanzan en picada para atraparla a varios metros de profundidad, alcanzando velocidades de hasta 96 km/h.
Esta ave es de gran utilidad para el ecosistema, pues se trata de una especie “bioindicadora”, es decir, refleja tanto las condiciones oceánicas como de la producción marina, ya que modifica su dieta y tasa de crecimiento de acuerdo con el alimento disponible.
Por todo esto y más, el Pájaro Bobo de Patas Azules es parte esencial de la espectacular biodiversidad de nuestro destino.
Un agradecimiento especial a Juan Francisco Contreras por su contribución con las fotografías de este artículo.
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